Cuando la princesa portuguesa Catherine, hija del duque de Braganza, se casó con Carlos II en 1662, introdujo a los ingleses a la agradable tradición de una taza de té (solo entonces se bebía té de pequeños cuencos). Los exploradores portugueses habían traído té de Japón desde 1560. Aunque Catherine nunca le dio un heredero a Inglaterra, ella les dio té, y de alguna manera, ¡eso parece mucho más valioso!